El día cinco estuvo marcado por la primera de las excursiones. Nuestros acampados pudieron disfrutar de uno de los parques acuáticos más grandes del país.
Con la llegada del autobús al albergue y con la comida-picnic y con kilos de crema solar en las mochilas los acampados estaban preparados para un viaje a la diversión en estado puro, Aqualandia.
Los toboganes de gran altura, las curvas rápidas y las diferentes piscinas recreativas consiguieron que fuera un día inolvidable.
Con el cansancio en el cuerpo y tras la llegada al albergue faltaba la actividad de la noche.
Plumeros, perfumes, diferentes texturas, diferentes sabores... muchos fueron los estímulos usados para que nuestros acampados se relajaron llegando en muchos de los casos a dormirse en la actividad de la noche.
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